Desde pequeño Cristopher Ferrada tenía claro que quería convertirse en un emprendedor. Recuerda con simpatía que les cobraba a sus amigas por enseñarles a jugar al fútbol.
Fue segunda generación de egresados del Bachillerato en Ciencias Naturales y Exactas de la Universidad de Chile, pero le gustaba la naturaleza y el medioambiente. Siguiendo esa orientación decidió hacer un giro y estudiar ecoturismo durante tres años y medio. Luego se inscribió en un diplomado sobre gestión de empresas sostenibles de la Pontificia Universidad Católica; postuló a las becas Técnicos para Chile y partió a una pasantía en tendencias del turismo y marketing de destinos a Alemania.
“Un problema específico, se hace simple en la Usach”, así lo afirma el doctor en ciencia con mención en Física de nuestro Plantel, Nicolás M. Vargas, al referirse al sentido de comunidad que destaca entre los estudiantes de la Universidad de Santiago quienes se ayudan unos a otros, dejando atrás cualquier tipo de competencia.
Gabriela no tenía certeza qué estudiar en la Educación Superior. Sus inclinaciones iban hacia la Biología y la Química. Fue en cuarto medio cuando comenzó a buscar alternativas que incluyeran ambos campos, y si bien la carrera de Ingeniería de Alimentos, de la Facultad Tecnológica, era relativamente nueva, apostó por ella. Asegura que el tiempo le dio la razón, porque tomó el camino correcto. Donde sí tenía claridad era en la Universidad que quería estudiar.
Patricio Nayan recuerda sus años de enseñanza media en un colegio municipal de Chiloé. Como muchos jóvenes de la isla que deben emigrar a Valdivia, Temuco, Concepción o Santiago, dejó a su familia y cargado con una maleta de sueños se vino a la capital. Tras rendir la Prueba de Aptitud Académica el 2001, ingresó a la Facultad Tecnológica de la Universidad de Santiago de Chile que reconoce es su alma máter y la Casa de Estudios que lo proyectó como profesional y persona.
Mónica Antilén recuerda con cariño sus comienzos en la química. Estudiaba en el Colegio Parroquial San Miguel. Tuvo la suerte de contar con una profesora, Licenciada en Ciencia, que la entusiasmó para seguir esta disciplina. “Los días sábado se desarrollaba un taller de ciencias y fue ahí cuando me gustó estudiar las reacciones, cómo ocurrían, balancear ecuaciones; conocer qué era una oxidación o una reducción, hacer experimentos; eso me inspiro a pensar en una carrera científica”, recuerda.
Claudia Sánchez es la mayor de tres hermanas. Vivía en Malloco, Peñaflor. Primera generación en entrar a la Universidad por parte de la familia de la mamá. Gracias al esfuerzo de sus padres pudo estudiar en un buen colegio con lo que adquirió una buena base educacional, que le permitió ingresar a la carrera de Ingeniería Física, de la Facultad de Ciencia, de la Universidad de Santiago con apenas 17 años.
Cecilia Iriarte estudió su enseñanza media en el Liceo 7 de Providencia. Sus profesores las guiaban para que sus próximos pasos académicos fueran en la Universidad, sin embargo en su caso eran tantas las áreas de interés que no tenía mucha claridad de su decisión: profesora, psicóloga o enfermera. Por eso fue tan importante para ella ingresar al Programa de Bachillerato de la Universidad de Santiago. Si bien no le fue mal en la PSU, el puntaje no le alcanzaba para estudiar enfermería en la Universidad Católica, que era su primera opción.
Cristián Vilos proviene de Romeral donde fue declarado hijo ilustre en 2015. Es que su vida representa un camino inspirador para muchos estudiantes que pese a nacer en una zona rural, con esfuerzo y tenacidad se abren paso en la vida. Visita regularmente su comuna natal para estar con su familia, y también colegios dando charlas de nanotecnología para hacer difusión de la ciencia. El doctor en Biotecnología de la Facultad de Química y Biología de la Universidad de Santiago fue primera generación de su familia en ingresar a la Educación Superior. Tiene tres hermanos.
Encontrar periodistas que tengan opinión y la hagan valer en los medios de comunicación era difícil hasta el inicio del estallido social. Es que la propiedad de los canales de televisión, radioemisoras y periódicos chilenos en su gran mayoría sigue en manos de un grupo pequeño de empresarios.