El proceso de acreditación considera la evaluación de dos áreas mínimas, comunes a todas las instituciones: la Gestión Institucional y la Docencia de Pregrado.
Dicho proceso contempla la posibilidad de que las instituciones incorporen a la acreditación las áreas de Docencia de Postgrado, Investigación y Vinculación con el Medio.
La selección de una o más de las áreas optativas, debe ajustarse a las características de la institución y a los términos de referencia correspondiente a cada área.
La institución debe garantizar que cuenta con políticas institucionales claramente definidas, una organización apropiada para llevarlas a cabo, personal debidamente calificado y con dedicación académica suficiente, recursos materiales, de infraestructura e instlaciones apropiadas y, finalmente, demostrar que el desarrollo de las funciones sometidas a la acreditación conducen a resultados de calidad.