“Un problema específico, se hace simple en la Usach”, así lo afirma el doctor en ciencia con mención en Física de nuestro Plantel, Nicolás M. Vargas, al referirse al sentido de comunidad que destaca entre los estudiantes de la Universidad de Santiago quienes se ayudan unos a otros, dejando atrás cualquier tipo de competencia.
Nicolás tenía claro que su deseo era estudiar Física en nuestra Casa de Estudios. Durante cuarto medio escribió a un profesor de la Usach quien lo invitó a conocer el trabajo que desarrollaba en Electrónica; estuvo en el Departamento de Física, visitó una clase y los laboratorios. Desde entonces quedó impresionado y tras rendir la Prueba de Selección Universitaria, con un buen promedio de notas de enseñanza media pudo cumplir su sueño de ingresar a nuestro Campus. Hoy valora que la Usach priorizara en ese entonces NEM y la excelencia académica.
“Como cachorro conocí a gran parte de los compañeros de carrera en todos sus niveles. Eran ellos los que te ayudaban después cuando no entendías alguna materia o tenías dificultades con algún ramo. Ese sentido de comunidad es impagable y en la Usach destaca por sobre cualquier Universidad. Esa misma unidad se expresa también en la lucha por las causas comunes del estudiantado”, remarca.
Nicolás M. Vargas estudió Ingeniería Física, en la Facultad de Ciencia. Obtuvo una Beca de Excelencia y con ayuda del Fondo Solidario pudo costear sus estudios. Su padre es agricultor y su madre dueña de casa. Fue primera generación en salir de la Universidad.
¿Seguramente tu padre, quería que te dedicaras a la tierra, seguir Agronomía o me equivoco?
- Sí, pero mis intereses desde pequeño iban por el lado de la Física. La ventaja de la carrera de Ingeniería Física es que en cuarto año puedes sacar la Licenciatura en Física Aplicada y dos años después ir por la titulación como Ingeniero Físico o postular al doctorado, como lo hice yo. Dentro de la Universidad no podía fracasar, porque perdería mi beca y no estaba dispuesto a ello. Gracias al apoyo de familia, amigos y profesores logré salir adelante. Al tercer año de la carrera comencé a ganar ayudantías de investigación, encontré la pasión por la ciencia básica y me dediqué al estudio de nanoestructuras magnéticas. Logré publicar dos trabajos durante la licenciatura, los cuales me ayudaron a ganar una beca de doctorado de Conicyt. Fueron otros cuatro años y medio de estudio. Mi tutora fue Dora Altbir, profesora titular del Departamento de Física. Aprendí mucho trabajando con ella. Es muy dedicada y comprometida con los alumnos, muy preocupada además por el futuro del estudiante, de lo que viene después en materia de su curriculum y carrera profesional.
Cumpliste con esa meta, pero fuiste por más. ¿Cómo llegaste a hacer un postdoctorado y qué importancia le asignas a tus profesores de la Usach en la trayectoria que estas desarrollando fuera del país?
- Trabajé mucho en el doctorado, pero también lo pase muy bien. Conocí muchos lugares; asistí a una cantidad importante de conferencias; hice cursos en Argentina, Brasil y dos pasantías de investigación en New Orleans, de un año y medio en total. Mi tesis fue sobre propiedades magnéticas y eléctricas de nanoestructuras. Dora tiene muchos colaboradores internacionales y a través de ella conocí a Iván K. Schuller, académico de la Universidad de California, San Diego (UCSD) y distinguido miembro de la Sociedad Americana de Física, que va periódicamente a Chile. Junto a él realicé el primer trabajo que publiqué cuando estaba en cuarto año de la Universidad. El mismo día que di la charla en la que me confirmaron que había aprobado el doctorado, me llamó Iván para ofrecerme el postdoctorado en Estados Unidos y hoy trabajo para él.
¿Qué investigaciones estás realizando actualmente junto al equipo del profesor Schuller?
- Actualmente trabajo con materiales que exhiben propiedades de mecánica cuántica, y que están aplicados a dos tipos de proyectos: la computación neuromórfica y sistemas magnéticos a nivel atómico en una dimensión.
El primero es muy novedoso desde el punto de vista aplicado, porque lo que se intenta hacer es un material que pueda emular una neurona. Los computadores actuales están basados en una arquitectura de unos y ceros. En el caso del cerebro, tu miras una imagen y en fracción de segundos te puedes dar cuenta que es un perro o un gato, y es porque las rutas de información son a través de neuronas que están conectadas unas a otras, formando una red neuronal. Eso energéticamente es mucho más favorable que la arquitectura actual de los computadores. Estamos intentando conectar materiales artificiales que se comportan como una red neuronal para después hacer un tipo de dispositivo que pueda guardar información y que pueda aprender de forma artificial a nivel de hardware.
Desde el punto de vista fundamental, el otro proyecto busca comprender las propiedades exóticas del magnetismo en la escala atómica. Imagínate una cadena de átomos unidimensional, uno al lado del otro, pero en vez de que sea infinita tener control sobre 20 átomos en esta cadena. El estudio de un exótico nivel atomístico de cadenas unidimensionales, el comportamiento a bajas temperaturas, y efectos de campos magnéticos es lo que actualmente tratamos de comprender.
Hemos publicado varios artículos en revistas de alto impacto, como Nature, Advanced Materials, Physics Review Letters entre otras, sobre estos temas.
Nicolás sigue con desafíos profesionales en la Universidad de California, San Diego , y su horizonte por ahora sigue en Estados Unidos. Desde allí colabora con dos Premios Nacionales de Ciencia: Miguel Kiwi y Dora Altbir; con científicos de Argentina, Colombia, México y Brasil, y además apoya el trabajo de científicos jóvenes a través de charlas de divulgación.
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