Recuerda que desde pequeña hacía experimentos, pero también rompía o desarmaba juguetes tratando de entender cómo funcionaban. Ya tenía esa curiosidad innata que se tradujo a la larga en querer saber cómo funcionan los virus respiratorios y usar esa información para generar vacunas. Hoy desde la empresa estadounidense de biotecnología, Moderna, recuerda su paso por la Universidad de Santiago donde estudió Bioquímica, en la Facultad de Química y Biología, y se transformó en una destacada doctora en microbiología, pese a que algunos le decían, cuando inició sus estudios, que los virus no le interesaban a nadie.
Su papá es corredor de propiedades y su mamá administradora de empresas. Su hermana educadora de párvulos, pero del área de la investigación es la única que buscó ese campo. Dio la Prueba de Aptitud Académica y entró el 2001 a la Usach, sin saber que años más tarde se especializaría en Estados Unidos y la pandemia haría entender a sus padres –por fin, dice- la importancia de lo que ella hace. Es doctora en Microbiología con especialidad en Virología. En Moderna se desempeña en el área de selección de antígenos que van a ir en vacunas, por ejemplo independiente del virus, su función es entender cómo funciona ese patógeno, cuál es el componente particular de ese microorganismo y si se puede ocupar en una vacuna.
¿Qué recuerdas de tu experiencia en la Universidad de Santiago?
- Me gustaban mucho las clases en la Usach. Nunca reprobé un ramo. En la Universidad de Santiago convergen personas de distintas clases sociales y conoces a gente que viene del ABC1 y otras más modestas, cosa que no ocurre tanto en otros planteles como los privados. Tuve muy buenos docentes y fueron ellos los que me motivaron a seguir la carrera de virología. Las ganas con las que trabajaban y su pasión se contagiaba.
Patricia tiene especiales palabras de agradecimiento para los académicos Eugenio Spencer y Ana María Sandino. “El profesor Spencer tenía el laboratorio de virología en aquel entonces. Yo entré a trabajar con él cuándo comencé a aprender en investigación a finales del 2004 y estuve ahí 2 años. Me interiorice en virología y así fue como postule a un doctorado, porque requería seguir en una carrera en virología. La Dra. Sandino fue mi tutora de tesis en bioquímica, es una mujer muy inteligente y proactiva y fue muy importante verla como se manejaba en el día a día. El profesor Spencer es muy respetado y gracias a él establecí contactos en Estados Unidos; terminé haciendo mi tesis doctoral acá. De hecho fue mi cotutor en mi tesis de doctorado y Ana María mi tutora de pregrado que fue sobre un virus que infectaba y se reproducía en el salmón (IPNV).
Patricia llegó al país del norte en 2008 a terminar su doctorado en la Universidad de Carolina del Norte y trabajó con virus respiratorios. Hizo un postdoctorado en la Universidad de Georgia, y después, se desempeñó como científica en el Departamento de Enfermedades Infecciosas de la Facultad otros 3 años. Se perfeccionó en el estudio de virus respiratorios tales como la influenza, sincicial y Coronavirus. En 2017 se abrió una posición en el CDC (Centers for Desease Control and Prevention), entidad del gobierno en Atlanta, Estados Unidos, que se encarga de estudiar enfermedades infecciosas, donde monitoreaba los virus de influenza que circulaban en el mundo analizando si aparecía alguno que fuera distinto y si era necesario hacer un upgrade de la vacuna.
A principios del 2019 se fue a Boston e ingresó a Seqirus, una de las tres farmacéuticas más grandes de ese país que produce vacunas de influenza, donde trabajó directamente con el Coronavirus en el laboratorio. Un reclutador de Moderna la ubicó por Linkedin, ya que buscaban una persona que tuviera experiencia trabajando con más de un virus respiratorio y ya estaban produciendo una vacuna para Coronavirus. Empezó a trabajar en septiembre, cuando la firma iniciaba la fase 3 de la investigación; gran parte de desarrollo in vitro ya se había realizado y la vacuna estaba siendo probada en humanos. Ella es una de los cerca de 30 científicos que trabaja en el equipo de enfermedades infecciosas. Pertenece al grupo de diseño de antígeno, donde hay 4 expertos que investigan el genoma de los virus.
¿Qué representa la Usach en tu exitosa carrera profesional?
- La Usach académicamente me dio las bases sólidas para seguir estudiando y llevar mi carrera a este nivel. Si no hubiese aprendido a trabajar en laboratorio y en bioquímica en general no estaría donde estoy actualmente. Aprendí a relacionarme con personas de distintos lugares. Yo nunca consideré salir al extranjero, pero conversar con profesores que si lo habían hecho, escuchar sus experiencias, aprendizajes, lo rico que es salir y absorber otras culturas, me impulsó a continuar mis estudios. En la Usach recibes como un entrenamiento aparte, porque trabajar con pocos recursos te hace ser más imaginativo y encontrar fórmulas de hacer mucho con lo poco que tienes. Aquí en Estados Unidos tu compras un kit y listo .No se imaginan todo el trabajo que hay detrás. Si falla no tienen idea de cómo arreglarlo tampoco.
¿Adviertes diferencias entre la educación que se entrega en nuestra Universidad con la que observas en Estados Unidos?
- No veo mucha diferencia. Una de las ventajas de estar en EE.UU es que es un lugar donde convergen personas de todo el mundo. En el equipo con que trabajo en Moderna hay personas de Suiza, Australia, Francia y México. Comparando mi formación con la de ellos, no siento que haya una desventaja. Los doctorados en Chile siento que son un poco mejor porque acá duran 4 años, pero tu pregrado y postgrado allá en nuestro país son más largos, te preparan más en el laboratorio. Yo he conocido profesionales que sacan su título de bioquímico sin haber puesto jamás un pie en un laboratorio. Ese año extra de investigación que hacemos en Chile, acá no está. En cuanto a conocimientos, nuestro país tampoco está en desventaja. Trabajando con otros científicos no siento que mi saber sea mayor o menor que el de ellos, sino que es más bien parejo.
El Coronavirus en Chile
Hay preocupación en nuestro país sobre una eventual segunda ola. ¿Qué análisis haces del comportamiento de la población frente a este virus?
-“Mi familia y la de mi esposo están en Chile y estoy preocupada. Se viene el verano allá y la gente no está teniendo las precauciones debidas; es súper fácil relajarse. Como las vacunas han tenido buena eficacia muchos creen que van a estar disponibles a fin de año o en enero de 2021, pero eso no es así. Una cosa es que hayan terminado los estudios clínicos y otra muy distinta es su distribución y que llegue a todos. Sería conveniente que la población continúe limitando contactos, que sigan en sus casas, pero sé que es muy difícil que eso pase en verano. Acá la gente iba a las playas como que no pasara nada, se acabó el verano vino la tercera ola y tenemos más casos de los que teníamos antes.
Si bien Patricia no puede hablar mucho de la inyección de Moderna, remarca que las vacunas de RNA no son estables en el freezer normal, se requieren congelar a -70 y-80 y seguramente los hospitales en Chile no cuentan con refrigeración de ese tipo para almacenar un millón de dosis, por ejemplo. Un objetivo de Moderna fue modificar la vacuna para ocuparla idealmente a 4 grados que es la temperatura de un refrigerador.
Mientras no llega la inmunidad, la doctora en microbiología recalca que es clave usar la mascarilla y lavarse las manos.” Yo le digo a mis familiares y amigos de Chile que no relajen los cuidados, el virus aún está activo", concluye.
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