Gianinna Repetti como muchos chilenos debió dejar sus horarios habituales, para hacer frente al teletrabajo. En la casa además debe estar pendiente del cuidado de sus dos hijos, de las tareas y las importantes labores que realiza para el municipio de Recoleta. Reconoce que hay una sobrecarga mayor, que con la ayuda de su esposo y por sobre todo con el sello de nuestra Universidad ha podido sobrellevar. “La Usach es mi origen profesional y humano. Ahí conocí a mi marido con el que tengo dos hijos. Allí crecí y me hizo una profesional completa”, dice con orgullo.
Desde pequeña tuvo facilidad para lo social por sobre las matemáticas. La única coincidencia que tenía con la Arquitectura, que sería su profesión, era el arte. Le gustaba dibujar, estudió en un colegio municipal, pero quería ser abogada. Durante su enseñanza media, el colegio la llevó a recorridos por las universidades buscando su verdadera vocación. Fue siempre buena alumna. Estaba dentro del 10% de las mejores de su establecimiento.
¿Conocías algo de la Universidad de Santiago antes de esas visitas?
-Sí, porque mi papá era de la ex UTE. Su historia es bien linda. El comenzó haciendo aseo allí tras abandonar el colegio. Como era inteligente, acogió algunos consejos de sus amigos y terminó sus estudios en un establecimiento para adultos. Tiempo después firmó junto a otras personas el convenio CUT-UTE para los funcionarios, que le permitió estudiar, en esos años, una carrera relacionada con la administración. El 11 de septiembre del 73 salió de nuestra casa a defender la Universidad. Estuvo a cargo de un recinto, compartió esa jornada con Víctor Jara, estuvo preso. Posiblemente mi papá fue uno de los últimos que habló con el cantautor antes de su muerte. Ya en democracia, volvió a estudiar en el Tecno cuando estaba en Recoleta. Yo lo acompañaba a la Usach desde chica.
¿Qué te gustaba de la Universidad de Santiago?
-Que estuviera todo junto. Que no fuera como la Universidad de Chile que tenía Ingeniería y Medicina aparte. Me gustaba ese contexto de comunidad. En esos años lamentaba mucho que la Usach no tuviese la carrera de Derecho que era lo que yo quería. Entonces cuando me hicieron ese recorrido de carreras, Arquitectura fue la que más me gustó, porque tenía una connotación distinta a la U. de Chile que era más matemática. La Usach era más artística y ligada a las herramientas informáticas. Yo ingresé en 1996. La Universidad de Santiago me bonificó con 30 puntos por notas de enseñanza media.
Gianinna tuvo dificultades para seguir costeando su carrera. Desde el cuarto año tuvo que trabajar para pagar sus estudios. Primero lo hizo en una empresa de ingeniería alemana, donde iba a dibujar en Autocad; luego en una oficina de arquitectura particular donde hacía diseño. Posteriormente trabajó en la Municipalidad de Estación Central donde estuvo a cargo del área de construcción de la Dirección de Obras. “Como contraparte en un proyecto, conocí a Daniel Jadue, quien siendo profesional de una oficina de Arquitectura, me decía que cuando él fuera alcalde me llevaría a trabajar con él”, recuerda Giannina. Pasó el tiempo y la promesa se cumplió. Llegó a la Serplac, donde laboró por cuatro años y luego la designaron administradora municipal, donde hoy es la número 2 en el escalafón de esa casa edilicia.
¿Qué distingue al arquitecto de la Usach de aquellos formados en otras Casas de Estudios?
-Yo me debo a la Universidad de Santiago. Relacionarte con otros estudiantes de otras carreras de distintos orígenes en un mismo Campus, te permite ampliar tus conocimientos. Los arquitectos de la Usach no solo piensan en proyectos para ricos como los arquitectos de la Católica. Los servicios públicos están llenos de arquitectos de nuestra Universidad, porque tienen una inquietud distinta y menos ambición. Muchos se han dedicado a las viviendas sociales, soluciones más humanas para la gente de menos recursos. Y esa es la formación que te dio la Escuela y la Universidad.
El momento actual
Su cargo como Administradora Municipal en Recoleta la tiene sometida a una presión que solo ser “hija del rigor” puede sostener, debido a la fuerte irrupción del Coronavirus en su comuna. “Estábamos acostumbrados en la Usach a estudiar con los medios que habían y en la actualidad ocurre lo mismo en el trabajo; hay que sacarlo como sea”, explica.
¿Qué recuerdas de esa época de estudiante?
-En una oportunidad fui a la Biblioteca de la Universidad Católica, con un campus universitario inmenso, todo de lujo, con todas las herramientas que el sistema te puede entregar, pero mi conclusión finalmente fue que no importa aquello, si no cuentas con lo esencial y en este caso lo esencial es el ser humano. Entonces esa sensibilidad que tiene mi alcalde, con una orientación política que es la misma que yo tengo y que recibí en la Universidad, me indica que hay que poner al ser humano al centro de todo, porque eso hace la diferencia.
¿Qué más destacas de haberte formado en la Universidad de Santiago?
-Yo lo que siempre resalto es que en el mundo público es muy común que uno se encuentre con profesionales de la Usach y eso genera una complicidad especial. No sé si a otros les pasa, pero cuando uno sabe que hay gente de nuestra Universidad se crea un vínculo distinto. Somos como un lote. Hay un compañerismo a todo nivel. Podemos discutir, pero el objetivo principal no lo perdemos. Nos tocó trabajar a distancia ahora por el COVID-19, pero no perdemos la parte humana. Nos consultamos cómo enfrentamos la pandemia, evitamos criticarnos porque hay algunos que si están concurriendo a la Municipalidad. El tema del compañerismo es esencial en una época en que debes estar tan separado. Es necesario tener la comprensión del otro, no solo en el plano laboral, sino que también en lo personal. Se pueden venir tiempos muy difíciles en lo económico y hay que estar presente.
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