Soledad Bastías Pérez estudió Ingeniería Civil en Informática, titulándose en la Usach el año 2000, pleno periodo de crisis asiática. En el último semestre de su carrera el Departamento la becó para hacer el Magíster en Ingeniería Informática. Desde ese momento su perseverancia la llevó a obtener certificaciones de seguridad Cissp, Sans GSAE, Bs-lead auditor, CISA, CISM y trabajó para diversas empresas privadas en el área de consultoría de seguridad, hasta que llegó al Banco Central donde asumió como Jefa de Seguridad Informática. Desde 2011 es la Directora de Seguridad de la información en Codelco, donde ha desarrollado el gobierno corporativo de seguridad de la información y estrategia de Ciberseguridad tanto para IT y OT.
Un Atari y su transformación en usachina de corazón
Recuerda que estudió en el Instituto Superior de Comercio. Llegó con su carpeta bajo el brazo después de salir de octavo básico con una nota 6,9. Los mejores promedios los asignaban a la carrera de técnicos de lenguaje en programación. El tema de la computación en esos años era algo nuevo, ya que en boga estaban las carreras de secretariado y contabilidad.
-¿En esos años ya tenías interés por esta área?
-Sí, me gustaba la computación porque mi papá me había regalado un Atari y tenía incursiones menores programando. Yo era bien chica, imagínate que entré a la Universidad con solo 16 años.
-¿Cuándo diste la Prueba de Aptitud ya vislumbrabas que estudiarías Ingeniería Civil en Informática?
-Sí, pero tenía esa opción o estudiar psicología. Terminé el colegio, hice un preuniversitario en paralelo, di la PAA y cuando tuve el puntaje en la mano me alcanzaba para ambas carreras, pero me aseguré con Informática porque tenía una mejor base y me podía ir mejor. Somos 5 hermanos, y la única que ingresó a la Universidad fui yo. Mi familia es de clase media. Creo que hay mucho de perseverancia, de oportunidades, pero también de esfuerzo en lograr ese objetivo con el fin de transformarme en profesional.
Hice tres postulaciones solamente. En ese tiempo todo era en papel. Te entregaban una tarjetita. Muy artesanal; nada de sistemas on line como se hace hoy día. Yo postulé en primera y segunda opción a la Usach y en tercera a la Universidad Federico Santa María. De la Universidad de Santiago sólo conocía el Planetario.
-¿Cuál fue el impacto emocional que viviste al dejar la educación secundaria para ingresar a la universitaria?
-Dejar el liceo fue un cambio radical. Con los profesores había cierto nivel de afecto. Llegar a un mundo donde te encontrabas con una sala de 200 estudiantes, de distintas carreras, era muy distinto. Como yo era chica me costó asimilar un poco ese tratamiento impersonal al principio. Adoptar el sistema universitario requiere de una rápida madurez o sino el fracaso es inminente.
-¿Qué te llamó la atención de esta Universidad en tu primer día?
-Mira, yo amo a la Usach. La Santiago es especial, es distinta al resto. La Federico Santa María podrá tener vista al mar y todo, pero la Usach es muy pluralista. Te encuentras con distintas realidades, clases sociales, tipos de pensamiento…todo eso es muy tolerado en la Universidad; genera cultura, está el Aula Magna, existen ramas deportivas. Todo está en el mismo lugar: La Facultad de Ingeniería, de Ciencias, Arquitectura, Medicina. Es un agrado estar allí por la forma que tiene, su historia. Hay pocas Universidades como la Santiago y le tengo un amor infinito. El Ingeniero y la Ingeniera de la Usach tienen muy alto prestigio en el mercado. Debe ser porque la Santiago recibe buenos puntajes, y porque en general el alumno es de clase media, al que le ha costado llegar allí, para transformarse en profesional.
-Desprendo de tus palabras y de tu emoción que el lazo con la Universidad de Santiago nunca se ha roto.
-Después de ser ayudante y titularme, fui profesora part time, pero el trabajo no me dio tiempo para continuar con ello. Hace dos años volví porque el Departamento me pidió que fuera profesora revisora de tesis de Magíster; también la Embajada Británica me envió a la Usach para dar una charla sobre ciberseguridad en ambientes industriales, en representación del Ministerio de Minería y Codelco. Allí me encontré con muchos académicos que me hicieron clases: Max Chacón, Mónica Villanueva, Rosita Muñoz, Héctor Antillanca y Víctor Parada, entre otros. Les tengo mucho cariño a todos. Fui ayudante de Antillanca y Buccioni. Uno se pone un poco nostálgica de esos tiempos. Vamos a ver si puedo volver este año y hacer algo, si el tiempo me lo permite.
Una trayectoria de lujo
Soledad Bastías es inquieta y perseverante. Trabajó para diversas empresas privadas en el área de consultoría de seguridad, hasta que llegó al Banco Central donde asumió como Jefa de Seguridad Informática. Desde 2011 es la Directora de Seguridad de la información en Codelco. A fines de 2019 fue distinguida junto a otras 24 mujeres por su labor y trayectoria en el campo de la ciberseguridad.
-¿Cómo te marcó nuestra Universidad?
-La Universidad de Santiago me entregó una formación que me permitió resolver distintos problemas a nivel profesional y también personal. Cuando hablo de los profesores de la Usach es porque después del Plan Básico, uno toma los ramos propios de la carrera y ahí vuelve esa “cosa” cercana que me encantaba de la educación. Yo fui investigadora, además, del Departamento; participé de proyectos Fondecyt que se ganaban los distintos profesores con su pool de ayudantes. Todo eso te da una capacidad de trabajo en equipo, de resolución de problemas complejos que se agradece; además, el hecho de entablar conversaciones de alto nivel con académicos y decanos te enseña a no intimidarse ante las autoridades. Esa capacidad que me dio la Usach también permea hacia el ámbito público y la empresa privada. Soy una usachina de corazón.
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