Estudiar en la Universidad de Santiago, hacer un doctorado y ser investigadora de nuestro Plantel, puede ser un sueño de muchos, pero que pocos pueden lograr. Si a ello, le sumamos que nuestra entrevistada también es profesora por hora en nuestra Casa de Estudios, estamos en presencia de una egresada destacada que cuenta con méritos de sobra para conocerla en este espacio y que considera que la Usach es un verdadero núcleo de investigación en Chile.
Marlén Gutiérrez Cutiño es licenciada en Química de nuestra Universidad, pero tras egresar y titularse, fue por más. Obtuvo su doctorado y se desempeña además como profesora por hora, e investigadora en el Centro para el Desarrollo de la Nanociencia y la Nanotecnología, Cedenna.
Desde pequeña supo que la Química sería lo suyo. Durante la enseñanza media fue cultivando su gusto por esta disciplina. “Yo quería explicar cosas, no solo desde la mera apreciación. No todo sucede porque sí”, relata.
¿Por qué te decidiste a ingresar a la Universidad de Santiago?
A la Usach la conocía y tenía buenos antecedentes de ella. El Plantel estaba dentro de las posibilidades que tenía de postular. Soy de Santiago y de las tres Universidades que había en la capital, decidí por esta antes que las otras. Me llamó mucho la atención el campus. Todo estaba junto. Era una Universidad con un gran campus universitario.
¿Conseguiste becas o créditos para sobrellevar el costo de esta carrera?
Mi familia es de clase media. No tuve becas ni créditos, pero mis padres estaban preparados para ese gasto. Teníamos casa y auto. Yo provenía de un colegio subvencionado y mis hermanos de otros particulares, entonces no cumplía con los requisitos para que me dieran becas. Cuando mi hermano entró a la Educación Superior, a mí me dieron crédito. No me fui a una Universidad privada porque necesitaba un arancel que estuviera a nuestro alcance para pagar. En segundo o tercer año accedí al crédito. La carrera me encantó desde un principio y el ambiente universitario también. Cuando terminé tenía dos opciones: irme a la industria o seguir en investigación, porque en esa época tenías que hacer práctica y tesis para obtener título y grado. Opté por lo segundo.
El camino de la investigación y la admiración por Dora Altbir
¿Dónde hiciste tu práctica?
En el Servicio Médico Legal. No era una práctica convencional. Analizaba muestras. Lo que no me gustó fue hacer siempre lo mismo. No me veía 30 años en eso. Antes la Facultad tenía dos carreras. O eras químico o eras bioquímico, no tenías otra opción. El grado académico era licenciado en química y el título profesional de químico.
¿Cómo prosiguió tu camino académico tras titularte?
Ingresé al programa de doctorado de la misma Facultad e hice cosas poco convencionales para el entorno, porque acá todos los chicos hacían solo ciencia básica y trabajaban cada uno de ellos con su grupo de investigación. Mi tesis de doctorado fue completamente multidisciplinaria, no era solo química, no veíamos solo saltos de electrones y me permitió interaccionar con mucha gente. En la Usach hago clases desde que entré al doctorado. Me he dedicado a hacer ciencia aplicada y ciencia básica en diferentes áreas, soy investigadora en Cedenna y profesora por hora en nuestra Universidad.
¿Cómo es la experiencia de estar ahora entregando tus conocimientos a las nuevas generaciones?
Buena. Es ver la historia desde el otro lado. No estas sentada en la sala, sino que estas enseñando para que te entiendan y a los estudiantes les tiene que gustar lo que entregas. Eso sí, veo diferencias entre los estudiantes de mi época y los de hoy, que yo creo que se notan en todas las carreras. Quedó atrás el cuaderno y el lápiz. Usan el celular para sacar fotos que después no ven. Hay una mayor comodidad de los estudiantes actualmente. Si el ppt no está en sus correos o el libro no se lo entregaron en la sala, ellos no lo buscan. Es una generación menos opinante, donde creo que se les ha dado todo.
Hoy trabajas también en Cedenna, ¿cómo recibiste la noticia del Premio Nacional de Ciencias Exactas 2019 para Dora Altbir?
Actualmente estoy de investigadora en la línea de la química de Nanoestructuras en Cedenna y ahí me dedico a hacer ciencia aplicada, que quiere decir proyectos con empresas, transferencias tecnológicas y solicitudes de patentes, entre otras. Estoy orgullosa del Premio recibido por Dora Altbir, porque ella era casi mi tutora de tesis de doctorado. Era mi profesora del doctorado y después pasó a ser colega. Es sumamente grato trabajar con ella. La distinción fue muy merecida.
¿Hacia dónde se encamina tu futuro profesional?
Quiero que la ciencia llegue a la gente habitual, al señor que te atiende en el supermercado. Que él reciba lo que tu hiciste de ciencia de laboratorio, que lo tenga por ejemplo en un filtro de agua, en un recubrimiento de carnes, en algo así que tu trabajaste para que eso llegara a ser de uso habitual… eso quiero lograr. No quiero que eso se quede solo en la cuna de la Universidad; que no permee hacia afuera. Creo que eso le falta a la ciencia. Para que el país progrese, la ciencia tiene que llegar a todo el mundo, no solo a un grupo selecto de gente. Quiero que los chilenos vean que si el país invierte en ciencia van a obtener beneficios.
¿Crees que el cambio de Conicyt a Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo se encamina hacia ese objetivo?
Es bueno que todos los proyectos se junten en un solo sitio, pero el problema pasa por el financiamiento. Hay muchas líneas de investigaciones; eran diferentes presupuestos desde donde obtenías el proyecto. Se requiere una inversión significativa en ciencia y estamos muy por debajo de los países desarrollados en este ámbito.
¿Qué es para ti la Universidad de Santiago?
La Usach es mi casa. Es un verdadero núcleo de investigación
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